(Entra sigilosamente, con cierta picardía en la mirada. Se prepara varias veces para decir algo que parece tener preparado, pero finalmente lo descarta y dice...) Ehh... hmm... no, en realidad no hay nada que tenga para decirles: van a ver un típico espectáculo de circo: están sus personajes... sus números... ehh el hombre bala, el domador de leones, los trapecistas. En fin, un típico circo. Obviamente, no hace falta aclarar que todo esto es ficticio. Cualquier semejanza con hechos de la realidad es pura coincidencia, ¿eh? Pu-ra-coin-ci-den-cia. Y nada más. ¡Ah! Por favor, no olviden poner en silencio sus cabezas para que nada nos distraiga de... ¿dije cabezas? ¡Quise decir celulares! Que apaguen sus teléfonos celulares para que nada nos distraiga y no alterar la concentración de los personajes. Y... nada más. Bueno, ¡que empiece de una vez! (Antes de irse, con seguridad, como si fuera parte de una tarea de acondicionamiento del escenario para lo que vendrá luego, cambia de lugar el micrófono)
Ya está aquí, ya llegó
Para usted lo mejor
Sin igual, único
Circo "La Ilusión"
Ya está aquí, ya llegó
Para usted lo mejor
Sin igual, único
Circo "La Ilusión"
Ya está aquí, ya llegó
Va a empezar la función
Sin igual, único
Circo "La Ilusión"
(A lo largo de todo el espectáculo es insoportablemente histriónico, intentando exageradamente caer bien y ser simpático.
Llega al escenario, se posiciona en su lugar habitual y comienza.) ¡Damas y caballeros! ¡Señoras y señ...!
(Recién ahora repara en que el micrófono no está en su lugar -donde debía estar- y que no se escuchó nada de lo que dijo.
Molesto y sorprendido por esa presunta falla de organización, mira a su alrededor buscando el micrófono hasta encontrarlo donde lo había dejado el payaso.
Lo lleva hasta el lugar que corresponde y vuelve a comenzar.) ¡Damas y caballeros! ¡Señoras y señores! Para todos ustedes, este es el circo La Ilusión.
A los que vienen por primera vez les digo ¡bienvenidos! A los que ya vinieron les digo ¡qué bueno verlos de nuevo! Y a los que no vinieron no les digo nada porque…
¡no creo que me escuchen desde donde están! (El chiste es acompañado de un remate de redoblante y platillo del tipo “¡trrrr-crash!")
Estamos por comenzar un viaje, un recorrido fantástico, una procesión en la que lo trágico, lo cómico, lo grotesco y lo terrible se dan amigablemente la mano,
mientras desfilan frente a ustedes personajes e historias que no podrán olvidar jamás. ¡Antes de que puedan advertirlo ya estarán adentro suyo para siempre!
(En vena reflexiva, exagerada para que se note.) Es que el circo tiene un “algo” difícil de definir: magnético… mesmerizante… ¿no es así? (Pausa. Recordando.) Ahora mismo me viene a la mente aquella vez: el circo estuvo girando por lejanas tierras árabes. La rareza, la excentricidad eran la regla allí. En una tarde de descanso, caminando por un bazar, unas escalas exóticas arrebataron mis oídos y me arrastraron por callejuelas hasta una esquina y ahí la ví… una mujer, de una belleza más allá de toda palabra, bailando, moviendo sus caderas al límite de lo permitido por las leyes físicas. Una sensualidad, justamente, magnética y mesmerizante. Como este circo. Desde entonces ella está con nosotros. Les advierto: mirarla es caer en un hechizo por el resto de la eternidad. Un encantamiento al cual ninguno de los aquí presentes podrá -ni querrá- resistirse. Estimado público, con ustedes, el primer número de la noche: ¡nuestra odalisca!
Ven a bailar para que pueda verte,
pa’ que decida el rumbo de tu suerte
Ven a bailar, no intentes detenerte
porque este baile dura hasta la muerte
Ven a bailar: hechizos como este no vas a encontrar
Ay ay ay ay, tan agradables no los vas a encontrar
Ven a bailar, te estaba esperando
yo te espero desde quién-sabe-cuándo
Ven a bailar, me honra tu presencia,
cumplir con tus deseos es mi urgencia
Ven a bailar: entrégate a tu sirvienta leal
Ay ay ay ay, todo es mentira, sólo yo soy real
Te va a marear un meneo de caderas,
el subibaja de placer y pena
Te va a marear un canto de sirenas
y estar atado a invisibles cadenas
Te va a marear, pero no importa, ¿por qué te ha de importar?
Ay ay ay ay, si estás acá sólo para disfrutar
Siempre fue así, no importa que te duela,
seguí adelante que luego se arregla
Siempre fue así, mira a los que te rodean:
la fascinación con que a la ficción se entregan
Siempre fue así, menos preguntes más vas a ser feliz
Ay ay ay sí, nada preguntes, sólo escúchame a mí…
A mí…
Sólo a mí…
A mí…
(Mirando por donde salió la odalisca.) Hermosa, ¿no? ¿Quién podría resistirse? ¿Y quién querría resistirse? ¿Para qué? Estimado público, ¡no se resistan a nada esta noche! ¡Dénse todos los gustos! Y, ya que estamos, les cuento que, para quienes quieran, hay un buffet con deliciosa gastronomía internacional, nivel 5 estrellas, unos manjares... que, ahora que lo pienso, nuestro próximo número de hoy no debe haber probado en años. (Se ríe.) En fin, este flaquísimo hombre ya se va acercando a la escalerilla para subir a la plataforma y asombrarnos con su arte. Con ustedes… ¡el equilibrista!
No soy hombre con don de palabra
ni soy dado a metaforizar,
pero cuando subo esta escalera
mi cabeza no puede evitar
encontrarse con la semejanza
innegable que puedo observar
entre mi arte de hacer equilibrio
y mi cotidiano trajinar
Abrumado entre cuentas y cuentos,
entre deudas y dudas y más,
intentando, despacio, despacio,
mi destino poder afirmar
La salud, una cuerda delgada;
el dinero es la red, que no está;
el amor viene y va cual la vara;
y mi alma vacila al pisar...
Primero un pie, luego otro pie y ya es un paso
Trastabillar -lo sé muy bien- sería un fracaso
¡Saquen la red! ¡Venden mis ojos! ¡Voy por la gloria!
Y, si acaso muero, sé bien que vivo en vuestra memoria
Detengan todo, todo es mentira,
sé que si muero, público ingrato,
no les importa, siguen su vida,
sólo vinieron a pasar el rato,
Sólo habrá muerto otro equilibrista
y cuando vuelvan ya habrá reemplazo
Cuando voy por las calles y veo
algún pibe en el basural
y en los bolsillos nada me queda,
ni pa' darle un pedazo de pan,
lo saludo “¿cómo anda, colega?”
y revuelvo basura a la par
Entre colegas equilibristas
¿cómo no nos vamos a ayudar?
Si hay un dios escuchando este canto
le anticipo no busco piedad
Es la forma en que brota mi llanto
y así como viene se va
Sólo pido que se haga justicia
para mí como pa’ los demás
¿O es que habrá que olvidar el anhelo
de que un día vivamos en paz?
Primero un pie, luego otro pie y ya es un paso
Trastabillar -lo sé muy bien- sería un fracaso
¡Saquen la red! ¡Venden mis ojos! ¡Voy por la gloria!
Y, si acaso muero, sé bien que vivo en vuestra memoria
Detengan todo, todo es mentira,
sé que si muero, público ingrato,
no les importa, siguen su vida,
sólo vinieron a pasar el rato,
Sólo habrá muerto otro equilibrista
y cuando vuelvan ya habrá reemplazo
(Visiblemente incómodo y enojado con el equilibrista.) ¡Ejem! Pum para arriba nuestro amigo equilibrista, ¿eh? Cuando la gente es pesimista ¡qué le vamos a hacer! Yo, por eso, siempre elijo ser optimista. Porque, al fin y al cabo, es uno el que elige estar bien o estar mal. Divertirse o aburrirse. Como ustedes, estimado público, que vinieron a divertirse y pasar una noche inolvidable. Si el equilibrista quiere deprimirse, que lo haga solo, en su casa… ¿o acaso no puede cambiar su situación? (Busca respuesta en el público.) ¿Es que está indefenso? ¿Es un debilucho? Sé que me repito pero realmente me pregunto: ¿hay algo que le impida cambiar su situación? En fin, quién sabe si encontraremos la respuesta a estos interrogantes... ¿tendrá algo para decir al respecto nuestro próximo número de hoy? No lo sé. Lo que sí sé es que vamos a levantar nuestro espíritu con el coraje y la valentía del... ¡domador de leones!
Si le gustan las llagas en la piel y la comida enlatada,
Si le gusta la jaula más que la vida en la sabana,
Si se asusta, si se asusta al reconocer mi cara
es porque
Ya se olvidó de que él podría ser rey de toda la selva
Ya se olvidó de que es más fuerte que aquel que lo maneja
Ya se olvidó de su rugido, apenas suelta una queja
que esconde con vehemencia en su infierno cotidiano
Él es el domador que le arrebató al león toda su grandeza
Él es el domador que con sus engaños ha transformado en presa al predador
Para vencer le he dado de comer cientos de frases hechas
Para vencer he inventado para él falsos peligros que acechan
Para vencer en su mente edifiqué laberintos que ni sospecha
ni entiende, y siente que su vida triste es vida plena
Él es el domador, el que le dejó al león toda el alma herida
Él es el domador: le cambió su misión de vida por una vida de sumisión
Rey que en el camino tu destino vas dejando,
dinos cuándo ha de volver la Tierra a verte coronado
Rompe las cadenas que te condenan a un infierno
de un eterno hacer piruetas, ¿o es que tú estás acabado?
Eres Sol en esta Tierra, hermosa y terrible fiera,
¡deja oír tu alarido de guerra!
Él es el domador que le arrebató al león toda su grandeza
Él es el domador que con sus engaños ha transformado en presa al predador
Él es el domador, el que le dejó al león toda el alma herida
Él es el domador: le cambió su misión de vida por una vida de sumisión
¡Bravo! ¡Bravo por el domador de leones! ¿No es admirable lo que él hace: reducir a nada la fiereza de este animal, doblegar su fuerza, convertirlo en un gatito indefenso? Qué trabajo habrá hecho nuestro domador para lograr eso, ¿no? Impresionante, realmente impresionante.
Estimado público, siento el asombro en todos ustedes. Sus rostros me hablan del impacto de este número que acaba de pasar. Por eso, vamos a darle a sus corazones un respiro. Cambiemos la mueca del asombro por la de la sonrisa. Cambiemos los callejones empedrados de la murga por la brisa marítima de la guajira. Recién llegados de su exilio en Miami, son la última incorporación del circo La Ilusión y nos van a deleitar con un número musical ¡lleno de sabor, “shico”! (Lo anterior lo dice imitando la tonada cubana, queriendo hacerse el gracioso, lo cual termina siendo ridículo.) Recibamos con un fuerte aplauso a ¡nuestros exiliados cubanos!
A ti, que ya estás cansado
de ser tan libre y rebelde,
que quieres un yugo pesado,
a ti te canto, escuchame
que pa’ ti tengo una opción
Es la involución
¿Pa’ qué seguir soportando
tanta igualdad y justicia?
¿Pa’ qué seguir tolerando
que no haya siervos ni esclavos
ni gentuza del montón?
(Alza la copa) por la involución
(Quien te convoca) es la involución
(Alza la copa) por la involución
(Quien te convoca) es la involución
El pueblo pide codicia,
ladrones de guante blanco,
publicidad todo el día
empresarios despiadados
de infinita ambición
(El pueblo pide) por la involución
(Lo que se viene) es la involución
(El pueblo pide) por la involución
(Lo que se viene) es la involución
(Casi eufórico, entra canturreando la canción.) …alza la copa ¡por la involución!, la ra ra rai ra ¡por la involución!, tu ri rum ri ra ¡por la involución! Qué onda que tienen estos cubanos, ¡y qué clara la tienen! (Mira por donde salieron los exiliados cubanos y con orgullo y un poco vanidosamente, casi como diciéndoselo a él mismo, casi olvidando que hay un público, agrega:) Realmente este fue uno de los grandes aciertos en mi gestión al frente de este circo… (Sale de la ensoñación y se dirige al público.) Díganme si no son buenos estos muchachos…
En fin, llega la hora del vértigo, de sujetarnos con fuerza las tripas, porque vamos a verlos a ellos, los que en las alturas se deslizan yendo de lado a lado, los que hábilmente ejecutan saltos, acrobacias, piruetas, y con una maestría sin igual caen siempre bien parados. Démosle un cálido recibimiento a… ¡los trapecistas!
Vamos de lado a lado
saltando, volando,
siempre entre las dos
caras de una moneda
que siempre bien queda
con el diablo y con dios
Siempre a mano
tenemos halagos
adecuados a la ocasión
Si dar un elogio
es un buen negocio,
mejor va a ser dar dos
Hacer buenas migas
al tramar intrigas:
nuestra auténtica vocación
Hoy una alianza
mañana es venganza
y no sentiremos aflicción
Una pirueta
hecha a tiempo nos lleva
del derrotado al ganador
Y una acrobacia,
si es hecha con gracia,
revierte la anterior
Una sospecha
hace tiempo acecha
dejando una leve inquietud…
todo este vuelo
entre el fuego y el hielo
¿será bueno pa’ la salud?
¿No es muerte esa
maldita tibieza
que, aún vivos, nos da un ataúd?
¡Fuimos tan necios
los dos del trapecio,
dos pobres de actitud!
Debo decirles que este circo francamente me enorgullece. Cuando pienso cómo estaba cuando lo agarré… un caos, un desmadre, cada uno hacía lo que quería. (No puede evitar empezar a hablar de sí mismo y dejar en claro que él es el mandamás.) Pero poquito a poco fui poniendo en vereda a todos los cancheritos, los loquitos. Porque... no vayan a pensar que yo solamente me dedico a introducir cada parte del espectáculo. ¡No, no, no! ¡Yo soy el que arma el programa de cada noche! ¡El que decide quién actúa y quién no! ¡Yo soy, básicamente, el encargado del día a día de este circo! (Luego de esta escalada, al ver al público vuelve de su ensimismamiento, recuperando la compostura.) En fin, no es que me interese decir que fue bajo mi gestión que este circo se convirtió en lo que es hoy. Lo que quería decir, luego de apreciar el hermoso espectáculo de trapecio que acabamos de atestiguar, es que realmente me llena de orgullo ser parte de todo esto.
(En un rapto de histrionismo, cambia drásticamente el clima diciendo:) Ahora, ¿cómo, me pregunto, cómo podría ser éste un circo que me llene de orgullo si no tuviéramos a ese personaje que de un cañonazo sale volando, perforando el techo de la carpa, lo más lejos posible? Así es, señoras y señores, público infantil, uno de sus personajes favoritos. Con ustedes… ¡el hombre bala!
Cuando explota el cañón
cierro bien fuerte los ojos y reina la confusión
Yo soy el preso, soy el delincuente,
soy el asesino, el loco, el demente
Soy lo que quieren sacarse de encima
Soy lo que asusta a las buenas vecinas
Soy el abuelo molesto y enclenque,
el vagabundo que esquiva la gente
Soy lo que rompe las normas de la supuesta decencia
Soy lo que temen las buenas conciencias
Soy también la bruja que arde en la hoguera
Soy el hereje que pena de muerte espera
Soy de la tribu de enfrente, enemiga
Yo soy de la raza no elegida
Soy inmigrante de un país vecino,
un desaparecido por seres mezquinos
No quieren verme porque yo les molesto…
un cañonazo y adiós a todo esto
Cuando explota el cañón
cierro bien fuerte los ojos y reina la confusión
porque esta sociedad
tira piedra, esconde mano; rompe y no quiere arreglar
Para mí tan sólo hay instituciones,
manicomios, cárceles y pabellones
Soy sólo un número en la burocracia
A mí no me hablen de la democracia
porque soy invisible, aún cuando tengo cuerpo
soy una bestia, aún cuando pienso y siento
soy condenado antes de defenderme
Me esconderán donde no puedan verme
Parece que este circo no me concibió
con hambre y con sed, con alma y con ser
Me mira de costado, me convierte en desterrado y adiós conmigo
Siguen y siguen negando lo obvio:
que soy sólo un síntoma de este oprobio
Siguen y siguen pateando pa’ fuera
las consecuencias de tanta ceguera
Siguen y siguen y ya ni me miran
Siguen y siguen y luego olvidan
que soy la basura debajo’e la alfombra
…yo soy su sombra
¿Les dije que en este circo también hay lugar para lo inconcebible? ¿A qué me refiero con “inconcebible”? A lo siguiente: Imaginen si yo, de un momento a otro, le dijera a cualquiera de ustedes, distinguido público, que son un… un… (Piensa pero no se le ocurre nada para decir, se empieza a incomodar hasta que con la mirada alcanza a ver un matafuegos.) ¡Un matafuegos! Y esta persona comenzara a comportarse no como suele hacerlo, sino justamente ¡como un matafuegos! ¿no les parece algo del todo descabellado, improbable, imposible? ¡Inconcebible! Eso fue lo que dije yo. Y eso es lo que veremos ahora, gracias a… ¡nuestro hipnotizador!
Para el próximo número voy a requerir de la ayuda de un voluntario o voluntaria del público. (Busca en el público entre los que se ofrecen y elige a alguien) ¡Muy bien! ¡Pasá por acá, por favor! (Hace sentar a la persona del público en una silla y le dice) Muy bien, ahora te voy a pedir que te sientes en una posición cómoda, con la espalda erguida y que mires con atención este péndulo que tengo en mi mano. Yo voy a comenzar una cuenta regresiva y cuando llegue a cero y chasquee mis dedos así (chasquea los dedos) vas a estar en un estado de profunda hipnosis y vas a hacer todo lo que yo te diga, ¿de acuerdo? ¡Muy bien, comencemos! 5… 4… estás sintiendo mucho sueño 3… 2… estás profundamente dormido 1… 0… (chasquea los dedos) estás en un estado de completa hipnosis.
Estás en un lugar
donde todo está muy bien y lo sabés
Tu pareja te sonríe sin cesar
y tus hijos son tan buenos
que dan ganas de cantar
Aquí ya no hay dolor,
no hay muerte, no hay invierno, no hay estrés,
El colectivo pasa siempre menos diez
y el camión de la basura
poco antes de las tres
Así será tu vida, así será:
previsible como un jingle de alguna publicidad
Así será tu vida, así será:
un camino inevitable hacia la felicidad
Porque la felicidad
es una gaseosa de color marrón,
es un auto que va a gran velocidad,
un producto de limpieza,
una posición social
Porque la felicidad
es Bobby sacudiendo el rabo al jugar,
es ver que tu hijo ya se va a graduar
y que tu hija en la iglesia
de blanco se va a casar
Así será tu vida, así será:
previsible como un jingle de alguna publicidad
Así será tu vida, así será:
un camino inevitable, inexorable, inevitable hacia la felicidad
Ustedes saben, estimado público, que este circo cuenta con muchísimos números y atracciones. Lamentablemente, por cuestiones de tiempo cada noche me veo obligado a hacer una selección para conformar el espectáculo. Hoy, por ejemplo, no nos van a poder acompañar muchos personajes muy queridos: el ventrílocuo, la mujer barbuda, los malabaristas… En fin, quién sabe, quizás tengan la suerte de verlos la próxima vez que ustedes, querido público, nos honren con su presencia. Pero lo que no puede faltar en un circo es ese momento de asombro ante la rareza, la deformidad. Esas cosas que no se ven a menudo, pero que, sabemos, existen. Todo circo tiene un engendro. El nuestro es de una deformidad pasmosa, que, si bien seguramente los impresionará, merece la pena que lo vean. Con ustedes… ¡el engendro del circo!
Ví que vivir viles vidas no tiene sentido,
que “tener” y “temer” difieren en sólo una letra,
que la vida promete algo más
que trabajar para comer para dormir para volver a trabajar
para algún día morir
Ni tanto duró el espanto que ya me había fugado
en busca del edén en que me den eso que yo había soñado,
en busca de humanos que abrazar,
manos que dar y apretar, labios que besar,
menos orden y más azar
Difícil fue encontrar quien no durmiera la siesta,
durmiendo por no decir sufriendo por no decir muriendo
Así que mi cabeza afeité,
una túnica me calcé y en las calles mi prédica comencé
para las almas convencer
Solté tantas frases geniales a los que me escucharon
Gocé del sutil placer de ser exótico, loco y raro
Algunos me empezaron a seguir:
creyeron que yo era un sabio, me convencieron… finalmente les creí
y en un sabio me convertí
En mi ONG espiritual facturábamos millones
Fabricaba frases bonitas para empalagar corazones
Mi ONG era tan exitosa que
salía en diarios y revistas, me invitaban casi siempre a la TeVé,
en lo de Mirtha yo almorcé
Al llegar la policía estábamos meditando (om om om)
Dijeron que fondos estaba yo malversando
Levitando yo me pude escapar
mas no entiendo cómo es que finalmente a un loquero fui a parar
¿tal vez me traen pa’ predicar?
Yo no soy loco, los locos son todos los otros
Sin infligir crisis, fingí vivir jipi y friki
Déjenme ser el hereje que este kermesse se merece,
la palabra más apartada, la máscara rara,
un gurú punk
Triste, muy triste la historia de nuestro engendro. Aún con tanto tiempo entre nosotros, sus deformidades no dejan de espantarnos. Recuerdo cuando lo encontramos, en el colmo de su locura... ¡nos ofrecía la salvación de nuestra alma en 6 cómodas cuotas sin interés! Recuerdo también que, en el barrio donde lo encontramos, algunos decían que, pobrecito, directamente nació así. Pero otros, no: otros decían que de niño era perfectamente normal, mas agregaban que solía frecuentar el espectáculo de un ilusionista que había por la zona, y eso -al parecer- lo dejó así. Puede sonar raro, pero piénsenlo un momento: un niño, con todo el poder de su imaginación, frente a las creaciones de un ilusionista… no es difícil pensar que de aquello haya salido... ¡esto! (Mirando y señalando por donde salió el engendro.)
En fin, sirva esto de introducción para nuestro próximo número de hoy. Ese poder de crear ilusiones, ese poder de sustituir la realidad por algo inventado por él, ese poder de confundirnos hasta el punto de hacernos aceptar lo inaceptable hace que lo recibamos con el más hondo de nuestros respetos. Pues él es… ¡el ilusionista!
Se diga lo que se diga, no hay nada cierto
Se vea lo que se vea, de todo se puede dudar
Sino miren, por ejemplo, este sombrero:
parece estar vacío, pero en verdad... ¡rebosa de conejos!
Yo soy, respetable público, un ilusionista
Engaños e ilusiones los disfrazo como verdad
Siempre y cuando mi artificio sea realista
el público me aclama y pide más pues es...
Mejor así, que vivir sin tener respuesta,
sin saber que instrumento son en esta orquesta
Mejor así, que vivir sin tener respuesta,
que tener que lidiar con un "no sabe/no contesta"
Cuando quiero ocultar un elefante en una avenida
yo lleno esa avenida con elefantes y ya está
y así cualquier realidad, pequeña o gigante,
se habrá vuelto invisible, va a pasar muy desapercibida
entre dogmas, religiones, filosofías y elucubraciones,
entre artes, creaciones, tecnologías e invenciones
Las modas, los diarios, las fiestas en el calendario:
meras ilusiones pa’ no ver, pues es…
Mejor así, que vivir sin tener respuesta,
sin saber que instrumento son en esta orquesta
Mejor así, que vivir sin tener respuesta,
que tener que lidiar con un "no sabe/no contesta"
(Con exagerada falsa modestia.) Y ahora, estimado público, llega el momento de que la vara, que ha sido puesta tan alto por todos los números que me precedieron, baje hasta las alturas que es capaz de alcanzar este humilde servidor. Por eso, con toda la humildad y modestia que me caracterizan, voy a cantarles una canción que dice… (Acá comienza un despliegue de gestos que evidencian el exagerado cuidado que le pone a su actuación: se aclara la garganta, se alisa el pelo, se peina, saca un espejo del bolsillo interno de su saco, se acomoda el moño o el pañuelo, etc.)
Mandarina a mí me dicen
porque me gusta mandar
Con todos mis semejantes
yo soy la autoridad
“Encargate de tal cosa...
y tal otra ¡hacela vos, che!
Vos limpiame bien el baño
Vos vení, lustrame el caño,
que el que manda acá ¡soy yo!”
Siempre se hace lo que yo quiera,
mas no falta la ocasión
de hacer lo que quieran otros
a cambio de una comisión
Tal vez suene exagerado,
mas no falto a la verdad
al decir que me adornaron
tanto que me han transformado
en un árbol de navidad
Mandarina para toda la gente
Mandarina pa’ empleados como yo
Mandarina con el pobre y el esclavo
Chupamedias con el dueño’e la función
En el circo cada tanto
se somete a elección
quién va a ser el que haga todo
lo que mande el patrón
No está todo digitado
como dice algún rumor:
si triunfo, es por mis ideas,
no por ser una veleta,
siempre con viento a favor
No entiendo qué les molesta
de mi forma’e proceder
Me acusan de alcahuete,
de traidor de mi gente
A aquel le toca fregar pisos;
mandar, buéh, me toca a mí...
y, ya que todo’estamos presos,
yo prefiero que mis huesos
tengan una celda VIP
Mandarina para toda la gente
Mandarina pa’ empleados como yo
Mandarina con el pobre y el esclavo
Chupamedias con el dueño’e la función
(Eufórico, agradece los aplausos y, de alguna manera, arenga a la gente para que siga aplaudiendo.) ¡Gracias! ¡Gracias, estimado público! ¡Muchas gracias! No hacía falta tantas muestras de cariño, gracias. (Hace una pausa, se pone serio y prosigue.) Y ahora, damas y caballeros, me voy a poner solemne, pues creo que el momento lo amerita. Lo que está por suceder es un honor, al menos para todos los que trabajamos en este circo, y creo que también lo debería ser para todos ustedes. Pocas veces tendrán la fortuna de conocer a alguien con tanta distinción, tanta clase, y a la vez humildad y perfil bajo, ya que rara vez se muestra en público. Pocos lo conocen. Sin embargo, sin él este circo no sería nada. No me quiero extender, porque todo lo que diga será poco frente a semejante personalidad. Es un verdadero honor darle la bienvenida a este escenario al dueño de este circo, ¡el ilustre Señor… (Mientras estira las palabras “el ilustre señor” el presentador mira a un costado porque alguien le está haciendo señas de que no revele el nombre del dueño, así que más o menos intenta disimular su insolente error y trata de enmendarlo diciendo:) …que es dueño de este circo!
Soy el dueño de toda esta caravana
Soy el genio creador de esta ficción
Soy tirano sin fronteras, sin aduanas
¿Soy humano? No lo sé, tal vez lo soy
Yo decido vuestro llanto y vuestra risa
y todo eso que llamáis intimidad
Os convenzo, por el rato que es la vida,
de que toda esta ficción es realidad,
de que toda esta mentira es la verdad
Permitidme que les cuente ya mi historia,
y escuchadla toda antes de juzgar:
de chiquito, mi papito me pegaba,
mi mamita me ignoraba sin piedad
No creáis que esto es historia inventada
para yo justificar mi vocación
de perverso dictador de la manada,
de cafisho, de brutal explotador,
de megalómano manipulador
Soy el dueño de esta tierra
Soy el creador de esta ficción
Soy el cobarde carcelero que los tiene
a todos guardados en esta prisión
No fue fácil el montaje de este circo
Sólo pocos se dejaban engañar
Con coraje, algunos hasta me enfrentaron
pero todo siempre tiene su final
Hoy ya vienen y me ruegan una entrada
por la que pagan cualquier barbaridad,
pues con tal de no enfrentarse con la nada
y de no encontrarse con la inmensidad
¡piden circo pa’ toda la eternidad!
Tal vez alguno ya advirtió que algo no cierra,
que aquí todo está fuera de proporción
No es casual que en este circo todos pierdan
Siempre todos pierden: todos menos ¡yo!
Hubo un tiempo en que esto fue un secreto que hube de ocultar
de algunos que aún tenían dignidad
No hacen falta ya reparos, lo declaro a viva voz:
el que manda en este circo ese soy yo
¡El que manda en este circo ese soy yo!
Soy el dueño de esta tierra
Soy el creador de esta ficción
Soy el cobarde carcelero que los tiene
a todos guardados en esta prisión
¡Estimado público! ¿Cómo la han pasado? ¿Bien? ¡Seguro que sí! Déjenme decirles que para nosotros desde el circo “La Ilusión” fue una noche inolvidable la que hemos compartido con ustedes, jamás, jamás, pero jamás de los jamases la olvidaremos. Desde ya, contamos con su recomendación y, desde luego, su presencia en próximas funcion… (Interrumpe lo que iba a decir pues lo llaman de un costado para decirle que todavía faltan unos cuantos minutos para que termine la función y que estire como sea mientras se fijan qué se puede improvisar, qué número se puede montar. Incómodo vuelve a enfrentar a la audiencia, tratando de ganar tiempo.) Bueno, ejem, ¿cómo lo están pasando? ¿Bien? ¡Seguro que sí! ¿Creían que la función ya terminaba, que iba a terminar antes de tiempo? Pero no, claro que no, ¡por favor! Todavía tenemos algo más… (Nervioso.) seguramente tenemos algo más, ya se viene, enseguida... (Nuevamente lo llaman desde fuera de escena y le dicen que lo único que pueden hacer es poner al payaso como para que éste improvise algo. Vuelve a escena, enojado porque finalmente el payaso, contra voluntad del presentador, terminó entrando en el espectáculo.) El número que viene a continuación es un número muy especial, de un personaje que todos queremos mucho y si no lo incluimos antes no fue porque no queríamos, eh. No, por supuesto que no, no es que no lo queríamos en el espectáculo. Lo dejamos para el final, pero no porque no sea importante ni porque no lo hayamos tenido en cuenta, eh. Esto estuvo así planeado des-de-el-co-mien-zo. ¡Señoras y señores! ¡Damas y caballeros! ¡Estimado público! Tengan a bien recibir con un cálido aplauso al ¡payaso! (No ingresa nadie. Sin poder ya ocultar la incomodidad vuelve a decir, gritando.) Con ustedes ¡¡EL PAYASO!! (No aparece nadie. Nervioso, furioso, sale de escena. Se escuchan sus gritos, mientras lo busca.) ¡Payaso! ¡Venga! ¡No aparece! ¿Dónde está? ¡Se fue! ¡Desapareció! ¡¿Es posible que nadie sepa dónde está el maldito bufón?! ¿Es que se está haciendo el gracioso? ¿Es otra de sus payasadas? ¿Nadie sabe adónde se metió? (Los gritos se oyen cada vez más lejanos.)
(Sigilosamente, mientras se oyen, lejanos, los gritos del presentador, entra haciendo unas morisquetas. Mientras va caminando por el escenario, se topa con la persona que se ofreció como voluntaria para el número del hipontizador, todavía sentada en la silla. Mira al público, en busca de explicaciones. Hace gestos y movimientos frente a la persona hipnotizada como para ver si está despierta, pero no hay reacción visible. Finalmente, empieza a cantar la Payada del Payaso)
Ya estaba terminando la función
sin que en escena apareciera
ese que la gente siempre espera,
aunque desconcierte a su razón
Lo digo así nomás, de sopetón
-y sin vanidad es que lo digo-
¡ay, qué sería de este circo si faltara el bufón!
Bufón, payaso, loco:
así se suele nombrar lo que soy
De dónde vengo y adónde voy
nadie lo sabe, ni yo tampoco
Donde el orden reina, lo derroco
Al que duerme en la lógica despierto
Cual rey Midas, yo convierto en caos todo lo que toco
No pido permiso si incomodo
ni pido el aplauso si entretengo
No pido perdón si a alguien ofendo
ni me siento ofendido si me jodo
Pues yo simplemente me expreso, ése es mi modo,
y si eso les pareciera un disparate
habría que ver si es por mi arte o porque creen saberlo todo
Así como me ven, soy una puerta
invisible pa’ salir de este circo
pues lo inesperado, lo imprevisto
derriba toda la mentira impuesta
La mayoría rechazará esta oferta:
dicen no estar para payasadas…
¡será pa’ otras que las pautadas por el dueño de la siesta!
Y como pa’ ir saliendo de este tono tan serio
y pa’ ir terminando estas coplitas
buena sería una sonrisita
que esto es un circo, ¡no un monasterio!
Que más que circo es un cementerio,
que más que risa genera pena
y es desde esa misma condena que, igualito a un misterio,
la carcajada de un alma resuena y entonces…
(Termina la payada. Se pone de pie, está por irse, pero cambia de parecer y se acerca a la persona hipnotizada, a la que le dice:) ¡Vamos, vamos! ¡Despiertesé, que ya terminó la función! Bueh, creo que ya terminó...